Todo debería abordarse desde una nueva perspectiva, la de la esencialidad y la concisión; la síntesis, podría decirse, es paradójica. Pero entonces, en última instancia, ¿no se pierde una gota de nuestra esencia al ser evocadores? Es imposible representarnos en el pasado. Apenas somos.
Estamos en el cielo a la altura de las nubes, cargando nuestra cruz, recogiendo cada uno de nuestros fragmentos para recomponernos inmediatamente detrás de nosotros. Volamos elegante y lento, asomamos como los ángeles; nuestros movimientos se repiten creando bucles como secuencias de notas que se tocan constantemente. Ahora las nubes que vemos simplemente se deslizan ante nuestros ojos convirtiéndonos en pequeños fuegos que iluminan. El cielo se tiñe de negro sinuoso como un velo de seda y nos ofrece la lluvia. Solos y perdidos. Ninguna otra cosa. Horror más de tristeza, desesperación en lugar de ira.
Nos dirigimos sorprendidos, atónitos, somos los únicos sobrevivientes en medio de la devastación total. El corazón se derrite, estamos atrapados en campanas de vidrio. Las vías de evacuación son remotas, estamos inmóviles, aturdidos por el caos, aturdidos por ruidos monstruosos magnificados por el silencio. Se mueve el péndulo, pende como una espada sobre nuestras cabezas. Nuestro sueño se interpone entre lágrimas y llamas en forma de una predica dolorosa e insoportable.
Preguntas y ansiedades estáticas, las dudas que envuelven son manchas y giran antes del luego y después del nunca más. Por último, un huracán, una tormenta, una espiral incesante, incontrolable; puesta en escena de una tragedia ya escrita, terrible como real y visible. Lo que antes era un evento a distancia en el tiempo y en el espacio hoy es tan solo olvido. Duermen los edificios, el rayo atraviesa la noche.
Los fantasmas de la tormenta se ciernen sin golpear. Fantasía, el oro es el cielo, la tierra es el mar, desvanecemos lejos, muy lejos. Las olas del mar en blanco y negro se desvanecen. La memoria es ahora. El sueño es una realidad. La dilatación del tiempo infinito. La sensación de pérdida y soledad.
credits
released May 26, 2016
Grabado en estudios Patagonia Audiovisión durante el Miércoles 14 de Octubre y complementado en sus elementos y masterización durante el otoño de 2016 con la producción técnica de Guillermo Aranzábal.
Formaron parte de la estructura de Cúlmine durante esta etapa:
Aureliano Noisis - Matias Rivas - Juan Gramaglia
Cúlmine es:
Aureliano Noisis: Guitarra y voz
Juan Gramaglia: Batería, elementos y monotribe.
A heavy blend of post-rock and shoegaze from Argentina's Ox en Mayo Alto rides big emotional crests and contemplative valleys. Bandcamp New & Notable Jul 27, 2021