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Lecturas, avances, retrocesos, polen en el aire, deletreos, consecuencias, añoranza, son sus viajes por
las vías, del ensueño, de vigilia, delicada piel que no se esfuma.

Jueves Solitario, suelta el perdón a los pies del Carpintero.
La presencia aquí es tan difícil de explicar.
No consumar es causa de muerte
que alimenta en boca
al elegante odio.

Como estrellas de cine, uno sentado arriba del otro. Come el plátano crudo, ve al río duro iluminado
por la luna fuera del plano donde viven los ángeles en los que nadie dice creer. Lo salva el ladrido, el
aullido, el gemido de la hembra indeterminada en la multitud andrógina, para pasearlo por la
coreografía del baile.

Ahora la baña, ella lo alza y le da de comer, pero no están solos, el amor ayuda, la imperfecta
adoración.

No tienen otra cosa más que hacer sino esperar. Caminan por donde las cruces de 1982, erguidas en
Campo de Mayo, flores caídas que huelen a niños, pólipos que nacen, crecen y matan.

Está viejo, al decir de los chiquilines en el almacén del gallego, ya no se para ni esputa pero el tufo del
cigarro lo delata,sin necesitar los dientes la mordida del perro vagabundo, va a buscar eso, sí eso,
que llegó y es intruso.

Luego, siguiendo la cronología desde los retratos, pelean tanto, incluso se arrojan cuchillos y “ellos”
los “otros” los detienen con almohadas, y ya en la senectud se reciben en silencio cada vez que
vuelven al hogar, de fracaso en fracaso.

En la brega por encontrar líneas de confrontación que emocionen, estas se hacen torpes. El saber del
vuelo Joviano convoca sensaciones y el calor del día revoluciona el entendimiento que durmió por un
poco más de una década.
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